Política fiscal, dinámicas territoriales y desarrollo territorial en Centroamérica
10 de junio de 2016
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Centroamérica atraviesa por un conjunto de desafíos de política pública en un contexto de fuertes restricciones fiscales, de una mayor complejidad de dinámicas a escalas territoriales, así como de una mayor profundización de los impactos del cambio climático. Durante las últimas tres décadas, las economías centroamericanas se transformaron estructuralmente y lejos de ser un proceso agotado, dicha transformación sigue ampliándose y profundizándose, no sólo a través de la promoción de sectores económicos como el turismo, la maquila, las industrias extractivistas, los agronegocios y los servicios logísticos, sino también incentivando inversiones hacia diversos territorios que juegan roles claves para las estrategias de crecimiento económico y para el desarrollo rural y territorial.
La crisis de seguridad alimentaria a finales de la década anterior obligó a que los gobiernos de la región adoptaran planes y programas de apoyo a la producción de granos básicos y la agricultura familiar. Los gobiernos también implementan una serie de políticas orientadas al apoyo de los hogares pobres – rurales y urbanos – lo que está replanteando el rol subsidiario del Estado, los criterios para la asignación de recursos de inversión pública y del gasto social en un contexto de fuertes limitaciones fiscales. En el ámbito regional, los gobiernos impulsan una agenda de coordinación de políticas y acciones en el llamado Corredor Seco Centroamericano.
Centroamérica es una de las regiones más vulnerables del mundo frente al cambio climático. La alta vulnerabilidad y los impactos cada vez más severos derivados del cambio climático, están socavando aún más los históricos problemas de pobreza, exclusión, degradación ambiental y la gobernanza territorial, sobre todo en las zonas rurales. Los alcances son tales, que los impactos del cambio climático no sólo afectan los medios de vida de los más pobres y vulnerables, sino que también impactan en la salud pública, la infraestructura pública y privada, la producción, el crecimiento económico y las finanzas públicas de los gobiernos.
Si bien los países implementan estrategias y programas que incorporan objetivos relativos a la reducción de la pobreza, se basan en enfoques sectoriales limitados, con pocas vinculaciones con otros marcos relevantes de política pública, así como su influencia en las dinámicas prevalecientes a escala territorial y las dinámicas de poder cuyas expresiones se evidencian en una diversidad de conflictos y disputas, tal como ocurre con la tierra y el agua. Por tanto, los desafíos de la pobreza y vulnerabilidad en las zonas rurales de Centroamérica, no pueden gestionarse al margen de estos procesos.
A pesar de la mayor importancia que reviste la producción alimentaria y los nuevos marcos de política pública, vacíos y contradicciones inciden en situaciones de conflicto que erosionan las condiciones de inclusión, gobernanza y sustentabilidad en diversos territorios de la región. Esto plantea la necesidad de avanzar hacia políticas públicas que al mismo tiempo que atienden los tradicionales objetivos de superación de la pobreza, la desigualdad, la seguridad alimentaria, la diversificación productiva y la inserción en mercados dinámicos, también requieren de esfuerzos coherentes y coordinados para atender de manera simultánea, nuevos desafíos referidos a la gobernanza que ahora se ven exacerbados por el contexto del cambio climático.