La evolución del rol territorial de la Bahía de Jiquilisco
03 de febrero de 2012
-     Español   
El territorio de la Bahía de Jiquilisco está ubicado en el departamento de Usulután, en el oriente del país y lo forman seis municipios: Jiquilisco, Puerto El Triunfo, Usulután, San Dionisio, Concepción Batres y Jucuarán. Constituye la principal reserva de bosque de manglar de El Salvador, posee sitios de interés nacional para la protección, conservación y restauración por ser únicos y valiosos para la supervivencia de las poblaciones aledañas, esta condición le ha valido el reconocimiento y la atención de organismos internacionales como la UNESCO y otros.
Un territorio que se define sumamente diverso y disperso, donde perviven una serie de actores, actividades y dinámicas, fruto de las diferentes etapas históricas que ha atravesado el país, que, además, se concentran en esta pequeña superficie, de ecosistemas frágiles, agroecosistemas, paisajes interconectados y complementarios. Pese a esa riqueza natural y cultural, la Bahía de Jiquilisco es el escenario de fuertes disputas e intereses económicos, así como también, de diversos enfoques o visiones estratégicas sobre el papel que tiene que jugar el territorio en la dinámica nacional, entre ellos: formar parte del corredor logístico, o dentro de una lógica de desarrollo productivista, de turismo, biocombustibles, etc., que en algunos casos van en contra de la sostenibilidad del territorio y sus recursos naturales.
Este documento realiza un análisis histórico-geográfico de los diferentes roles que ha jugado el territorio marino-costero de la Bahía de Jiquilisco, El Salvador, recorrido que arroja luz sobre la dinámica territorial, actores sociales y conflictos socio-ambientales disputas actuales en esta zona del país. Actualmente existe un fuerte interés y participación de instancias del Estado como: Secretaría Técnica de la Presidencia, MAG y MARN, que refleja una fuerte apuesta de la Administración actual por contribuir a crear mejores condiciones en este territorio. Este esfuerzo gubernamental se enfoca en ser el referente de un marco para el abordaje del desarrollo rural y de la gestión de los recursos naturales de El Salvador, centrado, sobre todo, en pequeños y medianos productores.