La agroecología y la revitalización de prácticas ancestrales para avanzar hacia la seguridad y soberanía alimentaria
20 de octubre de 2025
El contexto socioeconómico, climático y ambiental impacta en la forma de practicar la agricultura. Los enfoques sostenibles requieren de la adopción de prácticas, tecnologías e insumos que no son accesibles para todas las familias agricultoras de Centroamérica, sin embargo, desde los territorios rurales se están impulsando diferentes alternativas que provienen de un legado ancestral.
Las comunidades indígenas históricamente se han enfrentado a la discriminación y a la violación de sus derechos territoriales y culturales, lo que se ha traducido en el despojo de tierras y diversas amenazas hacia sus medios de vida e incluso hacia su integridad física.
La expansión de monocultivos en los territorios rurales se suma a estas amenazas, presionando a las familias campesinas y comunidades indígenas a practicar una agricultura de sobrevivencia de granos básicos y a incorporar prácticas no sostenibles como el uso de agroquímicos.
Desde la añoranza, las comunidades indígenas identifican cómo el avance de la tecnología también ha permeado en las juventudes e infancias, sustituyendo formas de comunicación y enseñanza ancestral que permitían a las familias transmitir conocimientos sobre la producción de alimentos, el cuidado y la reproducción de la vida.
Motivadas por la búsqueda de la soberanía alimentaria y un ejercicio consciente de revitalizar el conocimiento ancestral, las comunidades indígenas de la región están generando alternativas para retomar sistemas productivos más equilibrados que garantizan alimentos saludables para sus familias, cuidan la tierra y aportan a la conservación de los ecosistemas. El rescate de la espiritualidad y ritualidad conecta a las comunidades con sus territorios, permitiéndoles cultivar con un sentido de respeto que va más allá de lo productivo y de lo técnico.
Un ejemplo de este tipo de alternativas es impulsado por APROBA-SANK, una organización maya q’eqchi’ de Alta Verapaz, Guatemala. El rescate de sus prácticas ancestrales agrícolas inició con escuelas campesinas, que más que espacios físicos, son espacios de intercambio de conocimiento, en donde abuelas y ancianos comparten su experiencia en la producción agrícola desde el conocimiento tradicional.
Para dar continuidad a los avances alcanzados con las escuelas, SANK impulsó el desarrollo de concursos que les permitió dinamizar la agricultura y revalorizar la labor campesina. Con los resultados obtenidos en los concursos y a partir de diferentes esfuerzos de incidencia con los gobiernos locales, se logró la instalación de los mercados campesinos, que actualmente abastecen de alimentos saludables a sus propias comunidades y a zonas urbanas cercanas.


La agroecología como alternativa para enfrentar desafíos actuales
En el marco del proyecto “Redes para la Transformación Agroalimentaria” desarrollado por Rimisp entre los años 2022 y 2025, se realizaron diversos procesos de reflexión colectiva sobre los sistemas agroalimentarios indígenas y cómo las innovaciones productivas, sociales e institucionales pueden contribuir a fortalecerlos en términos de sostenibilidad, inclusión y nutrición. La sistematización de los principales aprendizajes puede ser consultada en este enlace.
Para el cierre del proyecto se llevó a cabo un diálogo virtual en donde destaca la participación de representantes de las tres organizaciones que acompañaron el proyecto desde sus inicios: CESDER-PRODES de la Sierra Norte de Puebla, México; APROBA-SANK de Alta Verapaz, Guatemala y PROSUCO del municipio de Torotoro, Bolivia. Así como miembros del grupo asesor, Maria Quispe, PROSUCO, Graziano Da Silva Instituto Fome Zero e Ileana Gómez de Fundación PRISMA.
Entre las diversas reflexiones y aprendizajes compartidos resalta un consenso: la agroecología puede apoyar en la revitalización del conocimiento ancestral para enfrentar desafíos actuales como el cambio climático, la crisis hídrica, la pérdida de los suelos y el mismo desgaste físico de las personas que trabajan en el campo.
Sin buscar reemplazar las prácticas ancestrales, la agroecología puede servir a las comunidades indígenas y campesinas como una herramienta de resistencia frente a modelos extractivistas como la expansión de monocultivos o el avance de la minería, a la vez que apoya la recuperación de semillas nativas, favorece el empoderamiento de mujeres y jóvenes y contribuye a la reafirmación de la identidad cultural.
El abordaje de la agroecología reconoce el aporte histórico de los pueblos indígenas a la producción sostenible de alimentos y da paso a una co-producción de saberes que ya es integrada en espacios de investigación, formación y en la formulación de políticas públicas. Esto se enmarca en un auge de iniciativas ambientales que promueven nuevos paradigmas: la agricultura regenerativa, la restauración de paisajes, la economía circular y la construcción de una cultura de paz e inclusión.
Desde diferentes ámbitos de la sociedad civil también es posible contribuir a estos esfuerzos, orientando apoyos financieros directos, técnicos, tecnológicos y de incidencia al fortalecimiento de experiencias indígenas y campesinas de base agroecológica. Esto se complementa con una apuesta por la autonomía de sus comunidades, que, con sus formas de organización sostienen el tejido social desde un enfoque de solidaridad y de cuidado de la vida.
