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Escuela de Verano Agrícola 2021: una iniciativa de jóvenes para jóvenes de RAÍCES EL SALVADOR

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El Salvador es un país donde el sector agrícola ha sido tradicionalmente relegado de las políticas públicas y culturalmente se ha percibido como desprestigiado, previniendo que los jóvenes lo consideren una opción atractiva para su futuro. Frente a este contexto, RAÍCES EL SALVADOR le apuesta a mostrar una faceta innovadora y singular de la agricultura a la juventud rural del país, a través de una Escuela de Verano Agrícola.

Durante su primera edición, jóvenes del departamento de Ahuachapán reconectaron con la agricultura en sus territorios. Además de formas más sustentables de producción de granos básicos, los jóvenes pudieron conocer mejor áreas como la caficultura o la producción de caña de azúcar, teniendo en cuenta la protección de los recursos y el medio ambiente; así como el uso de tecnologías y el conocimiento aplicado a la agricultura. Los participantes manifestaron su interés por seguir aprendiendo más e involucrándose en dinámicas de producción y restauración de sus paisajes productivos, resaltando lo positivo de contar con escenarios reales que permiten aprender haciendo.

El enfoque en la juventud es un lineamiento integrado en todos los componentes del programa RAÍCES, destacando la creación de oportunidades para los jóvenes en la agricultura, empezando por permitirles ser protagonistas de sus propios procesos, aprovechando y reconociendo sus capacidades, estimulando su creatividad y proporcionando un apoyo institucional valioso para su propio desarrollo. En la Escuela de Verano los conocimientos técnicos fueron complementados con procesos de formación vocacional, liderazgo y de gestión local. Todo este abanico de opciones fue posible gracias a la participación y coordinación conjunta de organizaciones socias del programa RAÍCES, quienes comparten la misión de la restauración agroambiental en el territorio.

De esta iniciativa también se destaca la importancia de permitir que jóvenes técnicos lideraran los procesos de formulación y desarrollo de la escuela. Esto fue clave para construir un ambiente de confianza, el cual motivó el liderazgo de los participantes y permitió un intercambio fluido, respetuoso y dinámico de experiencias, conocimientos y visiones.

PRISMA apoyó en la sistematización del proceso de diseño e implementación, así como de las lecciones de aprendizaje generadas por la escuela. Para ello, los saberes y sentires de los jóvenes participantes y del equipo técnico a cargo del proceso fueron retomados a fin de captar los elementos clave que pueden orientar otros procesos dirigidos al desarrollo rural y la juventud en El Salvador.

Hay elementos característicos de esta experiencia que fueron indispensables su éxito. Entre estos se rescata la conformación de un equipo técnico integrado principalmente por jóvenes dispuestos a aprender del proceso y adaptar las metodologías para trabajar con un ecosistema de organizaciones comprometidas. También se contó con financiamiento suficiente para incluir a profesionales durante el proceso de formulación y ejecución de la escuela, además de los gastos para logística.

Todos estos elementos configuran una experiencia singular pero inspiradora, que puede aportar al diseño de otros procesos en diversos territorios de la región latinoamericana, así como a nuevas generaciones de la Escuela de Verano. El legado de los jóvenes participantes también deja una buena herencia de capacidades y experiencias que sin duda aportarán al desarrollo territorial inclusivo y resiliente del departamento de Ahuachapán.

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